¿Puede ser lo más simple lo más importante en un proyecto contract?

La coherencia con la personalidad del hotel, la adecuación al presupuesto, el diseño innovador… Evidentemente todo esto es trascendente, pero hay factores muy importantes que simplemente descuidamos o que sencillamente se escapan del control del proyectista. No obstante, el proyecto, una vez finalizado, sufre el día a día de la realidad que sí cuenta con estos factores. Y esta realidad es muy diferente a lo que el arquitecto, interiorista o decorador conoce ya sea por falta de comunicación, por incomprensión o simplemente por dejadez.

Me di cuenta el otro día cuando, en un restaurante urbano con una decoración bastante cuidada y oportuna, incluso funcional, el propietario me preguntó si me gustaba. Un “está bien” como respuesta le supo a poco y lo tomó como una crítica. Fue entonces cuando me animó a que le dijera qué es lo que yo cambiaría. Miré rápidamente para analizar pequeños detalles que me hubieran podido pasar desapercibidos y me di cuenta de que no era fácil; no se trataba de un cambio pequeño, no bastaba con cambiar una cosa. Además, todo proyecto tiene que pensarse holísticamente por lo que debía responder una reflexión más global porque realmente no es que hubiera nada “mal” sino que yo, desde mi punto de vista, le daría otro enfoque, con pequeños cambios, pero otro enfoque.

Pero había algo que fallaba y no sabía el qué. Entonces lo vi. Encima de unas neveras muy bonitas —bien situadas e integradas con la decoración—, había unas cajas de bebida y algunos bártulos mal dejados sin mala intención pero que realmente rompían la estética de todo. ¡No, por favor!

Eso forzó que llegara a esta reflexión. ¿Qué más da que hagas un proyecto perfecto si luego hay elementos externos que lo contaminan? ¿Si no sabemos que justamente ahí necesitan un espacio para las cajas (que igual no…)? ¿Si desconocemos el barrio o quién es el restaurante vecino? ¿Cuál será la realidad que le tocará vivir al ambiente de la fotografía del Hotel Augustus de esta entrada?

¿Cómo evitarlo? Pues, como siempre, pensando no solo en el proyecto y en el material (en el interior) sino también en el contexto, el exterior y las personas para evitar lo máximo posible que esto suceda. Y, si nos paramos a retocar estos pequeños detalles, ¿cuánto podrían mejorar los proyectos?