La importancia de la experiencia del usuario más allá de la decoración de hoteles

Durante el diseño de un proyecto contract para un hotel se tienen en cuenta muchos elementos que intervienen en todo el proceso de interiorismo. Lo más común es preparar el proyecto de una forma objetiva, es decir, basándose en la decoración y funcionalidad del espacio. Pero también hay que tener una perspectiva subjetiva.

¿Por qué? Porque, al fin y al cabo, son espacios en los qué se hospedarán muchas personas. Hasta ahora se ha trabajado para que el resultado sea acorde con el estilo del hotel, se ejecute correctamente, se adapte a las necesidades del usuario, se adecue al presupuesto, etc. Pero desde hace unos años, no hay que limitarse a decorar el hotel para que quede bonito y todo bien distribuido, sino que hay que considerar a los huéspedes y ofrecerles satisfacción.

Estamos hablando de mejorar la experiencia del cliente, a través de la personalización, un elemento cada vez más significativo para que el feedback de los clientes sea bueno y para fidelizarles. Pasar de un espacio neutral a uno que se centre en satisfacer las necesidades del perfil del consumidor y en despertar sus emociones, que le haga sentirse a gusto.

 

Experiencia del usuario

La página web, las redes sociales, el servicio de limpieza, la atención recibida en recepción o por teléfono, el trato, el aspecto exterior del hotel, el mobiliario… Todo lo que tenga relación con el hotel es sujeto de interpretación y puede ayudar a mejorar la imagen o todo lo contrario.

La experiencia que el cliente vive en el hotel influye directamente en la percepción que este tiene del establecimiento e influye en su opinión. El proyecto contract pretende, pues, transmitir sensaciones y hacer que el usuario se sienta único, repercutiendo así en su experiencia. Esta experiencia puede ser negativa o positiva, todo dependerá de si se cuida o no cada detalle.

Porque siempre se ha dicho: Los pequeños detalles pueden marcar grandes diferencias. ¿Os suena, verdad?

Hay cosas que pueden no ser importantes en un sentido racional pero que pueden ser determinantes a la hora de generar una experiencia positiva. En definitiva, los proyectos contract deben plasmar la capacidad de enriquecer la experiencia del usuario para marcar la diferencia y hacer que esta sea óptima. A partir de ahora, planificar y ejecutar un proyecto contract exige ir un poquito más allá, acercarse un poco más al huésped emocionalmente, creando valor.