Cómo el textil puede transformar un proyecto contract

Un hotel no cambia de muebles cada temporada. Ni cada año. De hecho lo “normal” (por decirlo de alguna manera) está entre 5 y 10 años. Depende, sobre todo, del tipo de establecimiento y de la intensidad de uso aunque hay que reconocer que en los últimos años este tiempo están reduciéndose en pro de mejorar la experiencia y satisfacción del cliente independientemente de la categoría del establecimiento.

Así pues, un proyecto contract está pensado para que perdure a medio-largo plazo. El mobiliario es de las partes del equipamiento del hotel que más deben resistir, es decir, de las que menos rotación tienen. Hay otras, más fáciles de cambiar, como la decoración de paredes (cuadros y demás), y otras que, además, se usan intensamente por lo que se desgastan más rápidamente, como el textil (sábanas, toallas…).

Por tanto, ya que disponemos de elementos más flexibles dentro del interiorismo de los hoteles, podemos (y debemos) aprovecharnos de ellos para crear ambientes especiales y adecuados a las situaciones y a nuestras necesidades. Eso sí, para eso necesitaremos una base lo suficientemente neutra, es decir, mobiliario y paredes de colores y tonos dentro de una gama cromática neutra (blancos, grises…). Y, a partir de esta base, “pintar” encima con colores…

Hace un tiempo nos encontramos con un caso en el que la propiedad del hotel abogaba por un ambiente más fresco e informal en verano y otro más cálido y formal en invierno. ¿Cómo solucionar eso con un mismo proyecto contract? Efectivamente, ¡con los elementos flexibles! Sobre una base de mobiliario y paredes de colores claros (básicamente blancos y grises) se optó por textiles de diferentes tonalidades de azules y blancos para el verano y estampados de tonos anaranjados y granates en invierno. También se cambió incluso los cuadros decorativos y otros complementos como jarrones y ceniceros.

¿Resultado? Un mismo proyecto contract con dos ambientes distintos que se cambian en un solo día.