Alojamientos rurales, una alternativa al turismo de masas

La cultura del viaje ha avanzado a lo largo de los años y con ello las filosofías turísticas. Hoy en día las opciones de alojamiento se han vuelto infinitas. Hay opciones para todo tipo de públicos. Para aquellos que prefieren vivir alejados de la civilización durante el periodo vacacional, también existen entornos rurales, como masías ubicadas en grandes fincas agrarias. En ellas incluso se promete estar más conectado/a con la tierra, ya sea participando en el cultivo de ésta junto con los dueños o realizando actividades enoturísticas y deportivas. A continuación, hablaremos de las ventajas de los alojamientos rurales, una alternativa al turismo de masas que parece estar al alza.

La llegada de la pandemia ha obligado a mucha gente a optar por el turismo ruraly de interior, pues no se ha querido renunciar a un descanso laboral y menos después de un confinamiento. Los principales actores beneficiados, en consecuencia, han sido campings y hostales, casas de campo y masías de pueblos cercanos sin masificar. En estos destinos se promueven experiencias tranquilas, se suelen acoger a grupos y familias y se puede disfrutar de la naturaleza. Además se cuenta con alicientes, como piscinas, actividades de agua y atracciones al aire libre.

De hecho, según cifras del INE, durante el mes de junio hubo 352.643 turistas que escogieron descansar en un camping. A voz de pronto, las ventajas por las que las personas eligen los alojamientos rurales son diversas: el contacto con la naturaleza, que ayuda a aplacar el estrés, precios asequibles, distanciamiento social garantizado y mayor sensación de bienestar.

 

El deporte para alejarse del sedentarismo

Por lo general la elección de este tipo de alojamientos abarca también un segmento de la población que aboga por valores muy concretos, como la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente y las demás personas. Hay espacio suficiente como para hacer deporte y se prima el hacer vida en el exterior, con lo que se alejan de pautas sedentarias. En el caso de permanecer en un pueblo, las opciones culturales y deportivas son variadas. Se pueden hacer rutas a pie o en coche para descubrir el territorio de forma activa, visitar monumentos a los que acceder caminando o en bicicleta, etc. Todo ello, contribuye a mantener una mente ocupada y eso nos ayuda a no pensar en la rutina diaria habitual.

Por otro lado, el hecho de no estar tan pendiente de las tecnologías y más de nosotros mismos (y del grupo con el que vamos de vacaciones) puede ayudarnos a crear vínculos, así como mejorar nuestra calidad del sueño. En resumen, hacer tareas en las que fomentemos el ejercicio físico mejora nuestro estado de ánimo, hace aumentar nuestros niveles de vitamina D y revierte en nuestra salud mental, pues trabajamos una merecida desconexión.